En los últimos años, el tema del juego ha ido cobrando importancia, pero no suficientemente, como para producir un cambio consistente en la cotidianeidad de la escuela. Muchos pedagogos e intelectuales abonaron el tema sobre el juego como estrategia de aprendizaje, pero no ahondaron sobre jugar por jugar. Desde 1994, el Gobierno Nacional ha definido como prioridad enfrentar las problemáticas de la infancia, apuntando al fortalecimiento del sistema educativo entre otras cosas. Valoramos los alcances del Programa Juegotecas Barriales, por citar uno, pero no llega a la totalidad de los chicos. Las juegotecas pretenden revalorizar el valor del juego tanto a nivel individual como grupal y desde allí, comunitario.
En las ciudades se ha restringido el desarrollo del juego infantil, al ir convirtiendo los espacios públicos en poco seguros para el despliegue del juego. La calle, los potreros, las plazas, los parques, lentamente han ido perdiendo la imagen de niños jugando. Consideramos que la escuela sigue siendo el mejor lugar donde continuar esta propuesta. Los chicos de algunas escuelas de CABA, gozan de este espacio lúdico una vez al mes, durante 3 o 4 años de su escolaridad primaria y otros, como algunos del Distrito 19, no las disfrutan periódicamente.
Consideramos a la escuela, la institución socializadora, por excelencia, después de la familia Apostamos al diseño de una política pública que la considere lugar apropiado para efectivizar al juego como un derecho de la infancia.
Excelente el blog!! Marta
ResponderEliminarLa infancia que ha sido recluída históricamente por las distintas generaciones y culturas
ResponderEliminarya es tiempo de cambiar esa reclusiòn y que haya personas que desde su lugar de trabajo lo hacen posible eso es muy meritorio felicitaciones!!!
Sandra Abescat
¡Muy bueno! Gracias Sandra! ¡¡¡Viva la autonomía del juego!!! ¡Viva su resignificación en el marco escolar!Hacen falta estos trabajos lupa como estos...perdemos muy frecuentemente de vista la importancia radical de la función del juego en la escuela.
ResponderEliminarabrazos
Valeria Fadel